CURSO DE POSTGRADO
POSTGRADUATE COURSE
“Aporte de la Endoscopia en patología urgente del Aparato Digestivo”

“Contribution of the Endoscopy to Digestive Emergencies”

San Sebastián, 2002

SUMARIO (Apartado 3)

Actitud endoscópica de urgencia en las complicaciones de la endoscopia 
JIMÉNEZ PÉREZ, F. J.

Guidelines for management of acute pancreatitis – the early management including ERCP
CARR-LOCKE, D. L.

Actitud endoscópica de urgencia en la patología biliopancreática 
ARMENGOL MIRÓ, J. R.

What’s new in biliary and enteral stents? 
CARR-LOCKE, D. L.

Special lecture: Colon cancer screening and surveillance 
LIEBERMAN, D. A

 

ACTITUD DIAGNÓSTICA DE URGENCIA EN LAS COMPLICACIONES DE LA ENDOSCOPIA
• F. J. Jiménez Pérez.   
Servicio Central de Endoscopia. Hospital Clínico Universitario San Carlos. Madrid.

1. INTRODUCCION    
       
Aunque su incidencia es baja, los procedimientos endoscópicos pueden presentar una serie bien conocida de complicaciones. Estas son más frecuentes en exploraciones terapéuticas en función de la mayor agresividad de la técnica.      
      
El diagnóstico de estas complicaciones puede ser inmediato, es decir, en el transcurso de la propia exploración endoscópica, o más tardío, una vez finalizada la exploración y habitualmente con la ayuda de otras técnicas diagnósticas. Sirvan como ejemplos la hemorragia post-polipectomía en el primer supuesto o la pancreatitis post-CPRE en el segundo.            

De acuerdo al planteamiento previo, consideraremos como tratamiento endoscópico urgente aquel que pretende solucionar las complicaciones detectadas en la propia exploración y que, por tanto, se realiza sin finalizar la misma.            

En términos generales, dentro de las posibles complicaciones inmediatas que pueden acontecer como resultado de una actuación endoscópica, son la hemorragia y la perforación las de mayor transcendencia clínica. Por ello, aun existiendo otras y especialmente en relación con la práctica de la CPRE, nos ocuparemos exclusivamente de ambas.            

Es imprescindible señalar, antes de continuar con la exposición, que, por muchas alternativas terapéuticas descritas que existan en la literatura, el mejor tratamiento será el dictado por el sentido común y por el respeto a nuestras propias limitaciones en función de la experiencia y disponibilidad de material. El pronóstico de los pacientes que sufren una complicación endoscópica depende en gran medida de la precocidad en el diagnóstico y posterior tratamiento, por lo que este último, sea médico, endoscópico o quirúrgico, nunca debe demorarse por intentar practicar alardes de virtuosismo técnico descrito por otros quizás lejos de las propias posibilidades.

2. HEMORRAGIA           

En un intento de esquematización, podemos considerar tres supuestos distintos en los que puede presentarse una hemorragia en el transcurso de una exploración endoscópica: en exploraciones exclusivamente diagnósticas, como consecuencia de la toma de biopsias y tras la realización de un procedimiento terapéutico. Sea cual fuere la situación, la actitud terapéutica debe seguir un orden bien establecido que pasa por valorar si las características del sangrado indican un tratamiento activo, si este tratamiento debe ser endoscópico y en este caso actuar con la técnica que, de acuerdo a la experiencia propia y disponibilidad de medios, ofrezca las mayores garantías para conseguir una hemostasia definitiva. Desde el convencimiento de que, dentro de lo aceptado en la literatura, la mejor técnica hemostásica es aquella en la que cada endoscopista tiene más experiencia, se expondrán a continuación los criterios propios de actuación en los distintos supuestos, sin que ello implique que otras alternativas no puedan ser igualmente válidas.

2.1. HEMORRAGIA EN EXPLORACIONES DIAGNOSTICAS            

El sangrado espontáneo en exploraciones diagnósticas, en ausencia de alteraciones en la coagulación (medicamentosas o por discrasias sanguíneas), es muy infrecuente. No obstante, podemos encontrarnos con esta situación en exploraciones digestivas del tracto digestivo superior mal toleradas por el paciente y con gran componente nauseoso, bien por sangrado de una lesión ya existente o por la aparición de una nueva lesión.            

Es conocido como las nauseas intensas y los cambios presivos abdominales, pueden precipitar una hemorragia por varices esofago-gástricas. Si esto ocurre, el tratamiento indicado será el propio de esta patología, esto es, la inyección de sustancias esclerosantes o la aplicación de bandas de forma inmediata.            

Asimismo, las nauseas incontroladas pueden provocar la aparición de un desgarro mucoso a nivel de la unión esofago-gástrica, o lo que es lo mismo, un Mallory-Weiss yatrógeno. En este caso la hemorragia suele ser autolimitada, pero en ocasiones puede requerir la inyección de adrenalina y etoxiesclerol o la colocación de clips hemostásicos. Antes de realizar terapéutica alguna, es aconsejable observar el desgarro desde el esófago, lavando la lesión y sin mover el endoscopio, ya que en la mayoría de los casos, insisto, la hemorragía cede espontaneamente una vez desaparece la sensación nauseosa.            

En la endoscopia digestiva baja, la hemorragia espontánea es aún más inusual. Lesiones de la región anal, como una fisura o hemorroides internas, pueden sangrar activamente por el roce del colonoscopio, siendo en nuestra experiencia excepcional tener que esclerosar o ligar estas lesiones.

2.2. HEMORRAGIA TRAS LA TOMA DE BIOPSIAS            

Si bien la hemorragia tras la toma de biopsias es poco frecuente, es necesario indicar que este sangrado puede llegar a ser de gran importancia exigiendo celeridad en la decisión terapéutica. La toma de macrobiopsias y la toma de muestras de anastomosis quirúrgicas o de lesiones que han sangrado recientemente se acompañan de un mayor riesgo de hemorragia.            

La inyección de sustancias esclerosantes, la utilización de clips y la coagulación con gas argón han demostrado ser técnicas útiles en esta circunstancia.

2.3. HEMORRAGIA TRAS PROCEDIMIENTOS TERAPEUTICOS           

La realización de procedimientos terapéuticos es la causa más habitual de la hemorragia yatrógena, especialmente tras polipectomía, esfinterotomía, dilatación y tratamiento de lesiones vasculares. Abordaremos por separado cada una de ellas.           

2.3.1. Hemorragia post-polipectomía            

La hemorragia post-polipectomía ocurre en el 1-2% de los casos según las distintas series, pudiendo ser inmediata o tardía. El tratamiento de esta complicación puede manejarse con éxito endoscópicamente en la mayoría de los casos. Según se trate de un pólipo pediculado o sesil, la metódica terapéutica será una u otra.            

En la hemorragia post resección de un pólipo pediculado, la primera maniobra a realizar es conseguir una hemostasia inicial que permita actuaciones posteriores más definitivas. Esta puede lograrse bien inyectando adrenalina en el pedículo o atrapando el pedículo con el propio asa de polipectomía para mantener durante unos minutos una compresión mecánica.            

Si el pedículo es largo y permite una resección parcial del mismo, ésta puede llevarse a cabo aplicando lentamente corriente de coagulación, lo que en nuestra experiencia puede solucionar definitivamente el sangrado. Si el sangrado persiste a pesar de coagular el pedículo, el siguiente paso será la colocación de un endo-loop, el cual, ejerciendo una compresión mecánica permanente, alcanzará en la mayoría de los casos la hemostasia definitiva. En el supuesto de que no fuera técnicamente posible la colocación del endo-loop, puede realizarse la inyección de sustancias esclerosantes como etoxiesclerol, coagular el punto sangrante con gas argón o colocar clips hemostásicos sobre el pedículo.            

Si se trata de una hemoragia tras resección de un pólipo sesil, la técnica que en la actualidad nos ofrece mejores resultados es la coagulación con gas argón, por lo que nos parece de primera elección. La inyección de adrenalina y etoxiesclerol es también una alternativa útil en nuestra experiencia.           

2.3.2. Hemorragia post-esfinterotomía           

La hemorragia se presenta en el 2-3% de toadas las esfinterotomías y por lo general suele ser de escasa cuantía y autolimitada. No obstante, si el vaso seccionado es arterial y de cierto calibre, lo que se traduce en una hemorragia intensa, el tratamiento endoscópico puede no ser suficiente y no debe demorarse el tratamiento quirúrgico.            

Según nuestro criterio de actuación, la primera maniobra a realizar es la compresión de la papila con un balón de Fogarty durante 3-4 minutos. Si se trata de un sangrado por rezumamiento, esta simple compresión es suficiente para que la hemorragia ceda definitivamente no siendo necesario más tratamiento. Sin embargo, si la hemorragia es pulsátil, la compresión con balón debe seguirse de otro procedimiento hemostásico ya que, aun consiguiéndose la hemostasia inicial, el riesgo de resangrado es alto.            

Sea cual fuere el método hemostásico que decidamos aplicar, inyección de adrenalina y etoxiesclerol o coagulación con gas argón, debe realizarse con la máxima precisión ya que, si bien el punto de sangrado suele estar a cierta distancia del esfínter pancreático, la inyección excesiva de esclerosante o la coagulación de un área demasiado extensa puede acarrear el desarrollo de una pancreatitis aguda secundaria. El uso de clips hemostásicos es preconizado por algunos autores por su ventaja teórica de implicar un menor riesgo de pancreatitis, no teniendo experiencia propia en esta aplicación.

2.3.3. Hemorragia post-dilatación            

La dilatación de estenosis benignas o malignas del tracto digestivo o de patología funcional tipo acalasia suele acompañarse sistemáticamente de un sangrado poco relevante y que cede espontáneamente, máxime si se utiliza balón de dilatación y se mantiene hinchado el tiempo correcto. Excepcionalmente, la hemorragia puede ser de cierta consideración y obligar a adoptar una actitud terapéutica activa. Si al revisar la zona dilatada, lo que debe hacerse de forma rutinaria en todos los casos, se objetiva una hemorragia persistente es efectivo inyectar adrenalina y etoxiesclerol en los casos en los que se localiza claramente el punto de sangrado o coagular con gas argón si el origen de la hemorragia es una zona más extensa o peor definida.            

2.3.4. Hemorragia post-tratamiento de lesiones vasculares           

No es infrecuente que al tratar lesiones vasculares, bien mediante inyección de sustancias esclerosantes o coagulando con gas argón, se produzca una aparatosa hemorragia al iniciar el tratamiento que puede resultar desconcertante cuando no se tiene excesiva experiencia con la técnica. Este sangrado cederá en la gran mayoría de los casos al proseguir con el propio tratamiento, inyectando o coagulando.            

No obstante, cuando se actúa sobre lesiones en colon derecho y especialmente con gas argón, debe tenerse presente que el intentar detener la hemorragia con aplicaciones repetidas de argón puede llevar a la perforación. Por ello y según nuestro criterio, si la hemorragia no cede tras 3-4 toques de argón, debe considerarse la embolización por el radiólogo intervencionista o incluso la opción quirúrgica, ya que persistir en el intento puede resultar fatal y otras opciones de tratamiento endoscópico serán, probablemente, poco eficaces.

3. PERFORACION          

La perforación es quizás la complicación más temida por la mayoría de los endoscopistas, tanto por su gravedad como por la limitación de medios disponibles para su solución endoscópica. Ante esta desgraciada situación es sin duda donde las ideas deben ser más claras, conociendo perfectamente cuál es el límite razonable de nuestras posibilidades terapéuticas.          

Esquematizando de nuevo, podemos considerar dos supuestos distintos: la perforación provocada por el propio endoscopio y la perforación que acontece por la práctica de un procedimiento terapéutico. 

3.1. PERFORACIÓN POR EL ENDOSCOPIO           

Las perforaciones producidas por el propio endoscopio, bien directamente al progresar con el mismo o como consecuencia de la formación de bucles que traccionan del tubo digestivo llegando a desgarrarlo, son tan infrecuentes como graves y se caracterizan por ser perforaciones de gran longitud y en ocasiones anfractuosas.           

La actitud correcta en estos casos es, según nuestra opinión, la abstención de cualquier intento terapéutico, retirando el endoscopio y enviando al paciente a una intervención quirúrgica a la mayor brevedad.

3.2. PERFORACIÓN POR PROCEDIMIENTOS TERAPEUTICOS    

En estos casos, las perforaciones suelen ser pequeñas y pueden permitir el intento de solución vía endoscópica. No existe mucha experiencia al respecto y la mayoría de los artículos que se encuentran en la literatura son casos aislados, en cierta medida por no tratarse, afortunadamente, de una situación rutinaria.            

Diversos autores han utilizado los clips hemostásicos para el cierre de perforaciones yatrógenas con buenos resutados. Según éstos, deben colocarse tantos clips como sean necesarios para conseguir el cierre completo de la perforación. Asimismo, antes de dar por concluido el procedimiento debe verificarse mediante la inyección de contraste en el segmento del tracto digestivo afectado que no hay fuga del mismo, ya que si así lo fuera debería contemplarse la opción quirúrgica.            

Si bien no hay publicaciones al respecto, cabe presuponer la posible utilidad de la sutura endoscópica para esta situación, basándonos en los buenos resultados comunicados para el cierre de fístulas. En cualquier caso esta es una técnica en desarrollo en la actualidad y por ello poco accesible para la mayoría de las unidades de endoscopia.            

Por último, y en aquellos casos en los que se decida tratar la perforación médicamente, con reposo intestinal, aspiración y antibioterapia, nos referimos a pequeñas perforaciones del tracto digestivo superior o retroperitoneales post-esfinterotomía, puede aprovecharse la propia endoscopia para dejar colocada una sonda nasogástrica o enteral.            

Si se decide, a pesar de las posibilidades descritas, que el tratamiento del paciente en quien ha ocurrido la complicación escapa de nuestras posibilidades, demostraremos ser un buen endoscopista llamando cuanto antes a un buen cirujano.

 

Guidelines for the Management of Acute Pancreatitis. Inmediate Management & Role of ERCP
• David L. Carr-Locke, MD, FRCP    

Director of Endoscopy Brigham and Women’s Hospital. Boston, MA.    Associate Professor of Medicine Harvard Medical School    

President-Elect, ASGE

 

Actitud endoscópica de urgencia en la patología biliopancreática
• J.R. Armengol-Miro – J. Dot
Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona.

Son numerosas las situaciones con patología biliar y pancreática en que la endoscopia juega un papel importante, tanto en el diagnostico como en el tratamiento, sea este paliativo o definitivo; tanto en la obstrucción biliar como pancreática y sus complicaciones, como en las complicaciones agudas de la ERCP diagnostica y terapéutica, de la cirugía biliopancreática, transplante hepático, de la mujer gestante con patología biliopancreática, la hemobilia, el hemosucus pancreático, pancreatitis aguda biliar y pancreatitis de etiología no filiada. En todas estas situaciones la actuación endoscópica puede variar la evolución clínica del paciente hacia la mejoría y curación evitando la evolución fatal. El tratamiento con carácter de urgencia puede ser realizado, ya sea con cirugía convencional o laparoscópica, drenaje biliar transhepático percutáneo o drenaje endoscópico transpapilar.

Tanto la pancreatitis de origen biliar como las pancreatitis no filiadas, serán tratadas por el Dr. D. Carr-Locke, por lo que no entraremos en su estudio.

Colangitis aguda

La infección de la bilis, es casi siempre secundaria a la obstrucción parcial o total de los conductos biliares ya sea temporal, persistente, in crescendo o intermitente y la causa desencadenante de la dificultad del drenaje biliar es por litiasis con o sin vesícula biliar in situ, estenosis benigna, primaria o secundaria, postquirúrgica o espontánea; estenosis malignas: intrínsecas o extrínsecas de las VB intra o extrahepáticas, quistes congénitos o adquiridos de las vías biliares intra y/o extrahepáticas y los drenajes biliares externos o endoluminales como las prótesis biliares internas. El aumento de la presión de las vías biliares, secundarias a las dificultades del drenaje biliar a parte de la ictericia como importante manifestación clínica, aparece el dolor y la fiebre, acompañada de escalofríos, la típica triada de Charcot, secundarios a la bacteriemia y endotoxemia que resulta del paso a la circulación sistémica de la sangre causando septicemia. En los pacientes de edad avanzada (la triada de Charcot clásica) suelen presentarse también confusión mental y grave deterioro del estado general (pentada de Reynolds). La gravedad de la situación clínica del paciente exige una actuación inmediata de drenaje, temporal o definitivo, de las vías comprometidas. Independientemente de la gravedad en que se halle el paciente solo la liberación de los obstáculos situados dentro o fuera de la vía biliar, evitaran con certeza la evolución clínica fatal del paciente. Varias son las técnicas endoscópicas solas o combinadas que pueden romper el circulo vicioso: Obstrucción, infección. Independientemente de la técnica que se elija en el inicio, MRCP, EUS o la ERCP. La EE, la extracción de los cálculos, la dilatación de las estenosis con la colocación posterior de un drenaje biliar temporal o permanente pueden resolver el problema, sin tener que recurrir la cirugía de urgencia, que si bien en mas resolutiva en algunos casos, también es mucho mas invasiva y peligrosa.

El tratamiento posterior y en el seguimiento es necesario administrar durante unos días el antibiótico de elección, en un estudio reciente de ANSA U.G. van Lena el tratamiento de elección es de tres días desde el drenaje endoscopio, para evitar la recaída de la col angitis, pero es absolutamente necesario que el drenaje este asegurado.

Las complicaciones de la cirugía biliar y pancreática, de la actuación por vía percutánea y de las actuaciones endoscopias, en algunos casos requieren un tratamiento de urgencia, la hemorragia, la perforación, la pancreatitis, las colecciones infectadas, las estenosis… La actuación endoscopia de emergencia en muchos casos puede evitar un tratamiento mucho más complejo.

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What´s new in biliary and enteral stents?
• David L. Carr-Locke, MD, FRCP

Director of Endoscopy Brigham and Women’s Hospital. Boston, MA.
Associate Professor of Medicine Harvard Medical School

President-Elect, ASGE

 
Colon Cancer Screening and Surveillance
• David A. Lieberman MD Oregon Health and Sciences University. Portland VA Medical Center P3-GI. Portland, OR. 

Key Points:

1. Screening average risk populations can reduce mortality from colorectal cancer, reduce cancer incidence and be cost-effective.
2. The most "effective" screening test is uncertain. Health care providers should be aware of the potential benefits and limitations of each screening program when advising patients.
3. Surveillance after polypectomy is a costly portion of a screening program. There is some evidence that surveillance intervals can be safely extended for many patients with small adenomas on a baseline exam.
4. Despite evidence of effectiveness, screening compliance in the United States is poor. Overcoming obstacles to screening will be a major challenge of the next few years.
 
There is now compelling evidence that screening of asymptomatic individuals over age 50 years can reduce mortality and incidence from CRC. This review will focus on screening in average risk individuals. Most high risk individuals should be screened with colonoscopy (Table 1).

Table 1: Risk Stratification


Screening Strategies for average risk individuals

Fecal Occult Blood Test (FOBT)

• Mortality reduction (15-33%) demonstrated in randomized controlled trials (2-4).
• Reduction in incidence demonstrated in one trial.
• VA Cooperative study found that one-time testing identified only 24% of patients with advance neoplasia (6).
• Conclusion: FOBT testing requires high compliance with repeat testing to be effective. Flexible sigmoidoscopy
• Case-control studies (7,8) have found significant reduction in CRC mortality in patients exposed to sigmoidoscopy - a benefit limited to the portion of the colon examined. 
• Two recent studies using screening colonoscopy (9,10) found that sigmoidoscopy could:

- Detect 70-80% of patients with any advanced neoplasia.
- Fail to detect more than 50% of patients with advanced neoplasia in the proximal colon.

 Combined Flexible Sigmoidoscopy and FOBT

• The VA Cooperative Study (6) found that the combination of one-time sigmoidoscopy and FOBT would identify 76% of patients with advanced neoplasia. As patients age, the tests are less effective, because of the increased prevalence of proximal neoplasia with age. 

Colonoscopy

• Two recent studies performed colonoscopy in more than 5000 asymptomatic individuals (9,10). The colonoscopy screening studies revealed the high prevalence of advanced neoplasia in asymptomatic subjects. In both studies, 5.6% of patients had either cancer, adenoma with high-grade dysplasia or adenoma with villous histology, some of whom would not be detected with sigmoidoscopy. These studies were not designed to measure mortality reduction or incidence reduction. 
• In the National Polyp Study, patients had colonoscopy with removal of all adenomas (11). During 6 years of follow-up, cancer incidence was reduced by 76-90% compared to expected rates in control populations.• Colonoscopy is the most effective test for detection of adenomas, and would be likely to have a greater impact on cancer incidence rates than any other form of screening. 
• Risks and costs of colonoscopy are higher than other forms of screening. Most current data suggest that colonoscopy should only be performed by well-trained experts. Implementation of widespread screening would require careful consideration of resource management. 

Imaging Studies of the Colon: Barium, CT, MR

• There are no direct data evaluating imaging modalities in screening populations.
• The National Polyp Study found that barium studies fail to identify up to 50% of patients with polyps greater than 1 cm (12). • CT Colography has been shown in some studies to be sensitive for detection of lesions greater than 1 cm (>90%). However, Sonnenberg et al (13) modeled CT colography and colonoscopy, and found that colonoscopy dominated CT over a broad range of assumptions. 
• Further study is needed before recommending these tests to patients. 

Cost and Compliance

During the past few years, there has been considerable discussion about which screening program was most effective. Although this question is far from resolved, we now have several sophisticated cost-effectiveness models, all of which show the same thing: screening for colorectal cancer with any of the recommended tests is effective (i.e. likely to lead to mortality reduction) and cost-effective relative to other medical interventions and treatments (14-20), and perhaps cost-saving (19,20). Although more work is needed to clarify the clinical effectiveness of each screening program, it is obvious that no program will be effective if compliance is poor. Therefore, we need to focus more attention on obstacles to compliance.

Surveillance after detection of neoplasia

Recommendations for surveillance have an enormous impact on screening program costs and resource utilization. After the diagnosis and treatment of cancer, most experts recommend surveillance colonoscopy at one year, and if negative every three to five years thereafter. Patients with cancer clearly have genetic and/or environmental risk factors which predispose them to malignancy, and are the most likely to benefit from surveillance.

Current recommendations for surveillance after removal of adenomas are derived from the national Polyp Study (11). Patients with adenomas were randomized to follow-up at one and three years. There were no differences in rates of serious pathology between the groups, suggesting that three year surveillance interval is safe for most patients. Further follow-up of these patients, has suggested that patients with one or two tubular adenomas less than 1cm can safely extend their follow-up to 5 years or more. The VA cooperative study found that among all patients with neoplasia, 72% had only small tubular adenomas. If surveillance intervals can be extended for this large group, it will reduce the burden of surveillance colonoscopy. Further work is needed to define the appropriate interval for patients with small tubular adenomas.

 Recommended Readings:

1. Winawer SJ, Fletcher RH, Miller L, Godlee F, Stolar MH, Mulrow CD, Woolf SH, Glick SN, Ganiats TG, Bond JH, Rosen L, Zapka JG, Olsen SJ, Giardiello FM, Sisk JE, Antwerp RV, Brown-Davis C, Marciniak DA, Mayer RJ. Colorectal cancer screening: clinical guideline and rationale. Gastroenterology 1997; 112: 594-642.
2. Mandel JS, Bond JH, Church TR, Snover DC, Bradley GM, Schuman LM, et al. Reducing mortality from colorectal cancer by screening for fecal occult blood. New England Journal of Medicine 1993; 328:1365-71.
3. Hardcastle JD, Chamberlain J, Robinson MHE, Moss SM, Amar SS, Balfour TW, James PD, Mangham CM. Randomized, Controlled Trial of Fecal Occult Blood Screening for Colorectal Cancer. The Lancet 1996; 148:1472-7.
4. Kronborg, O, Fenger C, Olsen J, Jorgensen OD, Sondergaard O. Randomized study of screening for colorectal cancer with fecal occult blood test. The Lancet 1996; 148:1467-71.
5. Mandel JS, Church TR, Bond JH, Ederer F, Geisser MS, Mongin SJ, Snover DC, Schuman LM. The effect of screening fecal occult-blood screening on the incidence of colorectal cancer. N Engl J Med 2000; 343: 1603-7.
6. Lieberman DA, Weiss DG and the VACSP #380 Study Group. One-time screening for colorectal cancer with combined fecal occult-blood testing and examination of the distal colon. N Engl J Med 2001; 345;555-60.
7. Selby JV, Friedman GD, Quesenberry CP Jr., Weiss NS. A Case-Control Study of Screening Sigmoidoscopy and Mortality from Colorectal Cancer. N Engl J Med 1992;326:653-7.
8. Newcomb PA, Norfleet RG, Storer BE, Surawicz TS, Marcus PM. Screening Sigmoidoscopy and Colorectal Cancer Mortality. J Natl Cancer Inst 1992;84:1572-1575.
9. Lieberman DA, Weiss DG, Bond JH, Ahnen DJ, Garewal H, Chejfec G and VACSP Group # 380. Use of colonoscopy to screen asymtomatic adults for colorectal cancer. N Engl J Med 2000; 343: 162-8.
10. Imperiale TF, Wagner DR, Lin CY, Larkin GR, Rogge JD, Ransohoff DF. Risk of advanced proximal neoplasms in asymptomatic adults according to the distal colorectal findings. N Engl J Med 2000; 343: 169-74.
11. Winawer SJ, Zauber AG, Ho MN, O’Brien MJ, Gottlieb LS, Sternberg SS, Waye JD, Schapiro M, Bond JH, Panish JF, Ackroyd F, Shike M, Kurtz RC, Hornsby-Lewis L, Gerdes H, Stewart ET. Prevention of Colorectal Cancer by Colonoscopic Polypectomy. N Engl J Med 1993;329:1977-81.12. Winawer SJ, Stewart ET, Zauber AG, Bond JH, Ansel H, Waye JD, Hall D, Hamlin A, Schapiro M, O’Brien MJ, Sternberg SS, Gottlieb LS, NPS Workgroup. A comparison of colonoscopy and double-contrast barium enema for surveillance after polypectomy. N Engl J Med 2000; 342; 1766-72.13. Sonnenberg A, Delco F, Bauerfeind P. Is virtual colonoscopy a cost-effective option to screen for colorectal cancer ? Am J Gastroenterol 1999; 94: 2268-74
14. Lieberman DA. Cost-effectiveness model for colon cancer screening. Gastroenterology 1995;109:1781-90.
15. Wagner, JL, Tunis S, Brown M, et al. Cost effectiveness of colorectal cancer screening in average-risk adults. IN: Prevention and Early Detection of Colorectal Cancer, ed. Young GP, Rozen P, Levin B.  Saunders – London, 1996: pp321-356.16. Sonnenberg A, Delco F, Inadomi JM. Cost-effectiveness of colonoscopy in screening for colorectal cancer. Ann Intern Med 2000; 133: 573-84.
17. Ness RM, Homes AM, Klein R, Dittus R. Cost-utility of one-time colonoscopic screening for colorectal cancer at various ages. Am J Gastroenterol 2000; 95:1800-11.
18. Agency for Health Research and Quality. Cost-effectiveness analysis of colorectal cancer screening and surveillance guidelines. AHRQ Publication No. 00-R051, September, 2000.
19. Loeve F, Brown ML, Boer R, van Ballegooijen M, van Oortmarssen GJ, Habbema DF. Endoscopic colorectal cancer screening: a cost-saving analysis. J Natl Cancer Inst 2000; 92: 557-63.
20. Frazier AL, Colditz GA, Fuchs CS, Kuntz KM. Cost-effectiveness of screening colorectal cancer in the general population. JAMA 2000; 284: 1954-61.

 

 

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