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CURSO DE POSTGRADO
POSTGRADUATE COURSE
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Aporte
de la Endoscopia en patología urgente del Aparato
Digestivo
Contribution of the Endoscopy to Digestive Emergencies
San Sebastián, 2002
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SUMARIO
(Apartado 2)
Actitud
endoscópica de urgencia en la H.D.A. no varicosa.
BOIX VALVERDE, J.
Actitud
endoscópica de urgencia en la H.D.B.
LLACH VILA, J.
Special
lectura: The evolving world of endoscopic therapy
for GERD (presentación)
CARR-LOCKE, D. L.
Actitud endoscópica de urgencia en el abdomen
agudo
MARTÍN-VIVALDI MARTÍNEZ,
R.
Actitud endoscópica de urgencia en la obstrucción
aguda del tracto gastrointestinal
MUÑOZ NAVAS, M.
Utilization of a national endoscopic database to study
outcomes in endoscopy – an overview
LIEBERMAN, D. A.
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ACTITUD
ENDOSCÓPICA DE URGENCIA EN LA HDA-NO VARICOSA.
• Jaume Boix Valverde Unidad
de Endoscopia Digestiva
Hospital Universitario de Badalona "Germans Trias
i Pujol". Badalona (Barcelona).
A. - Hemorragia Digestiva Alta (HDA) de causa no varicosa.
Introducción
La HDA tiene una incidencia anual que origina unas
102 admisiones por 100.000 habitantes, que se incrementa
considerablemente entre la tercera y la novena década
de la vida. El episodio de HDA suele ser previo al
ingreso del paciente, y cuando se produce durante
el ingreso hospitalario se asocia a edad avanzada
del paciente y a una elevada mortalidad.
Las causas más frecuentes de HDA son: úlceras
pepticas (51%), varices esofágicas (22%), síndrome
de Mallory-Weiss (6%), erosiones gástricas
(5%), angiomas-lesiones vasculares (7%), lesiones
neoplásicas (5%) y un 4% de miscelánea
(gastritis hemorrágica, hemobilia, fístula
aortoentérica, lesiones de Dieulafoy, etc).
La mortalidad ocasionada por las úlceras sangrantes
se mantiene constante entre un 6 y un 10% en las décadas
pasadas a pesar de la introducción del tratamiento
con bloqueadores H2, de los inhibidores de la bomba
de prótones y de los adelantos en el tratamiento
médico y quirúrgico de esta entidad.
Debemos tener en cuenta que muchos de los pacientes
afectos de HDA son de edad avanzada, con patologías
concomitantes multiorgánicas que comportan
un elevado riesgo intrínseco de mortalidad.
Los factores que predisponen a la recidiva hemorrágica
y las condiciones que conportan una elevada mortalidad
de estos pacientes son: hemorragia grave o persistente;
resangrado; enfermedades concomitantes; edad superior
a 60 años; presentación clínica
al inicio (shock, hematemesis, hematoquezia o sangre
roja en la sonda nasogastrica); diagnóstico
endoscópico de estigmas mayores de hemorragia;
inicio de la hemorragia durante el ingreso hospitalario;
necesidad de cirugía urgente.
Los criterios que definen una HDA como grave son:
shock; hipotensión ortostática; caida
del hematocrito de 6 a 8 puntos; descenso de la hemoglobina
de 2 a 3 gr. en 12 horas; o requerimientos transfusionales
superiores a 2 concentrados de hematíes.
La hemorragia grave o persistente ocurre en aproximadamente
un 20-25% de las HDA.
Este subgrupo de pacientes recoge la mayoría
de complicaciones, necesidad de cirugía urgente
y mortalidad. Siendo la mortalidad en este subgrupo
de hasta un 30% casí siempre en relación
a enfermedades asociadas, recidiva hemorrágica
o complicaciones postquirúrgicas. Cualquiera
de las lesiones sangrantes del tracto digestivo superior
(por encima del angulo de Treitz) pueden causar un
sangrado mayor o menor, alguna de ellas no obstante
es más frecuente que originen hemorragia grave
como las: úlceras gastroduodenales, erosiones
múltiples, varices esofagogástricas,
lesiones de Dieulafoy, fistulas aortoentéricas,
hemobília, etc.
Las nuevas consideraciones de la política sanitaria
conducentes a optimizar los actos médicos ateniendose
a critérios de coste-efectividad. Impulsan
una tendencia a no ingresar a los pacientes en centros
hospitalarios a no ser imprescindible. Para ello se
está valorando la aplicación de baremos
de puntuación en los pacientes afectos de HDA,
al objeto de discernir por criterios clínicos
y endoscópicos que pacientes pueden darse de
alta después de realizarles la endoscopia de
urgencia, sin que por ello tengan un riesgo elevado
de mortalidad o de recidiva hemorrágica. El
baremo de Rockall puntua los siguientes parámetros:
edad, shock, enfermedades asociadas y estigmas endoscópicos
de hemostadia reciente. Mediante la utilización
de este baremo en 2531 pacientes que se evaluaron
de urgencia por HDA, en 744 (29,4%) la aplicación
de la puntuación los consideró de bajo
riesgo y en este grupo las tasas de recidiva fueron
del 4,3%, teniendo una mortalidad de sólo el
0,1%.
La endoscopia digestiva alta de urgencia tiene un
importante valor tanto diagnóstico como pronóstico
y terapéutico como vamos a exponer a continuación.
B. - Endoscopia digestiva diagnóstica de urgencia
en HDA-no varicosa.
La endoscopia digestiva alta se debe realizar tras
una evaluación hemodinámica del paciente
y las consiguientes medidas de reanimación
y recuperación de la volemia. Desde sus inicios
la meta de la endoscopia en la HDA es conseguir disminuir
la mortalidad de estos pacientes. Actualmente el papel
que asume la endoscopia se desglosa en mejorar estos
tres aspectos: 1.- Predicción más precisa
del resangrado, basada en la identificación
endoscópica de los estigmas endoscópicos
de sangrado reciente; 2.- Mejora de los diversos métodos
de hemostasia endoscópica; 3.- Prevención
de la recurrencia de úlceras o resangrado tras
el alta hospitalaria.
La endoscopia diagnóstica permite esclarecer
el lugar y el tipo de lesión responsable de
la HDA en más del 95 % de los casos; en aproximadamente
un 20 % de casos se aprecia la existencia de más
de una lesión potencialmente sangrante y sólo
en un 3% se aprecia sangrado activo por más
de una lesión.
El requisito fundamental para el manejo de estos pacientes,
es la identificación de la fuente del sangrado.
Las dificultades en visualizar la lesión sangrante
debidas a la existencia de abundantes coágulos
o sangre, se pueden obviar con una preparación
con lavados y aspiración energicos y/o con
la utilización de los nuevos endoscopios terapéuticos
provistos de canal de aspiración de gran calibre
(6 mm).
En las úlceras pépticas gastroduodenales,
existen unos signos endoscópicos específicos
denominados "estigmas de hemorragia reciente"
útiles para predecir el riesgo de resangrado
de una úlcera. El denominado vaso visible en
el fondo de una úlcera, es un signo importante,
pero no existe un amplio consenso sobre la definición
de lo que es un vaso visible. La disparidad en las
definiciones se refleja en una amplia variabilidad
de las prevalencias de este signo reportadas en pacientes
con úlceras sangrantes, que oscila entre el
6 y el 48 %, que comportan porcentajes de resangrado
de entre el 0 y el 81%.
Tras una cuidadosa inspección endoscópica
y lavado de la úlcera en busqueda de prominencias
en el fondo de la úlcera, siguiendo la definición
del consenso del National Institutes of Health (NIH),
debemos diferenciar entre protuberancia y protuberancia
pigmentada (que tiene un mayor riesgo de resangrado).
La distinción endoscópica entre vaso
visible y coagulo centinela es difícil. Freeman
propuso la siguiente clasificación de las protuberancias
no sangrantes en el fondo de una úlcera: vaso
(lesión pálida similar en su color al
del suelo de la úlcera, que protuye del suelo
de la úlcera, traslucido o perlado); vaso con
coagulo adherido (protuye del suelo pero con un coagulo
encima); coágulo centinela (tapón pigmentado
pequeño o coágulo adherido a un suelo
plano de la úlcera).
Endoscópicamente, los estigmas de sangrado
reciente, se clasifican por la clasificación
de Forrest modificada en: I sangrado activo: I a sangrado
a chorro, I b sangrado por babeo o rezumado; II estigmas
de sangrado reciente: II a coágulo centinela,
II av coágulo centinela con pared de vaso,
II b coágulo adherido, II c mancha negra en
la base de la úlcera; III base de la úlcera
limpia. Como podemos apreciar existe un subgrupo de
coágulo centinela con pared de vaso que se
define como la que tiene un collar de color perlado
alrededor del coágulo centinela o encima de
la base de la úlcera. Está comprobada
la eficacia de estos estigmas de hemorragia reciente
como predictores de resangrado durante la hospitalización
inicial: 90% de resangrado para las úlceras
con sangrado activo; 50% de resangrado en úlceras
con vaso visible no sangrante; 25% de resangrado para
el coágulo adherido; menos del 20% de resangrado
para las úlceras rezumando sin vaso visible;
menos del 10% en las manchas planas y del 5% para
las úlceras con fondo limpio.
El riesgo de nuevo sangrado por úlceras, está
influenciado tanto por la magnitud del sangrado inicial
como por los factores personales del paciente que
no tienen relación con la magnitud del sangrado.
Los indicadores clínicos de sangrado importante
incluyen: shock o hematemesis en el inicio del cuadro
hemorrágico, hematoquezia o sangre roja en
el aspirado nasogástrico. Los factores personales
asociados con resangrado son: coagulopatia y el inicio
del sangrado estando ingresado el paciente.
C.- Endoscopia digestiva terapéutica de urgencia
en HDA-no varicosa.
El tratamiento conservador de la HDA con antagonistas
H2, inhibidores de la bomba de prótones u otros,
no es suficiente para reducir las necesidades transfusionales,
los requerimientos de cirugía urgente y la
mortalidad. En dos metananálisis se ha reportado
un aumento de la supervivencia de los pacientes cuando
se compara el tratamiento conservador con el endoscópico.
Existen múltiples procedimientos de hemostasia
endoscópica, básicamente se trata de
procedimientos: térmicos (con o sin contacto
entre el cáteter y la lesión sangrante)
y no térmicos: inyección de sustancias
hemostásicas o esclerosantes (escleroterapia)
y procedimientos mecánicos. En la tabla 1,
se muestra la mayoría de las técnicas
hemostásicas endoscópicas.
Tabla 1. Métodos de hemostásia endoscópica
a. - Métodos
térmicos:
- Coagulación monopolar.
- Coagulación bipolar-multipolar.
- Microondas.
- Argon plasma coagulación (APC).
- Prueba térmica o sonda de calor (heater
probe).
- Fotocoagulación con YAG láser.
b. - Métodos no térmicos:
- Métodos de inyección (epinefrina,
etanol, polidocanol, trombina, fibrina, cianoacrilato,
gelatina).
- Escleroterápia (polidocanol, oleato de
etanolamina).
- Clips hemostásicos (hemoclips).
- Bandas elásticas.
- Loops - endoloops.
- Máquinas de sutura endoscópica.
Independientemente
del método hemostásico endoscópico
empleado, la hemostasia primaria se consigue en un
90-95 % de los casos de sangrado activo. Las indicaciones
más aceptadas de tratamiento hemostásico
endoscópico son:
- Úlcera
gastroduodenal con sangrado activo o vaso visible
(Forrest I a, I b, II av).
- Úlcera gastroduodenal con coágulo
adherido (Forrest II b) + factores de riesgo de
resangrado.
- Mallory - Weiss con sangrado activo o vaso visible.
- Ectasia vascular antral (estómago en sandía).
- Angiodisplasias y otras lesiones vasculares.
- Pólipos gastroduodenales sangrantes.
- Sangrado tras polipectomía o esfinterotomía.
- Lesiones de Dieulafoy.
En la bibliografía
actual, hay numerosos estudios que comparan la eficacia
de los diferentes métodos de hemostasia endoscópica.
En una revisión de Rollhauser y Fleischer,
no hay diferencias estadísticamente significativas
en 11 publicaciones comparando el porcentaje de resangrado,
necesidad de cirugía urgente, días de
hospitalización y mortalidad, en estudios que
comparan: prueba térmica, coagulación
multipolar, microondas y YAG-láser contra inyección
de alcohol, de polidocanol y de epinefrina + polidocanol.
A continuación exponemos específicamente
alguno de estos métodos hemostásicos.
A. Terapia de inyección
No existen diferencias en estudios randomizados que
comparan inyección sólo con adrenalina
contra inyección de otras sustancias (alcohol,
adrenalina + polidocanol, adrenalina + tetradecyl
sulfato sódico, adrenalina + alcohol, adrenalina
+ etanolamina, y cianoacrilato). Sólo dos combinaciones
son superiores a la inyección única
de adrenalina en cuanto a reducir el porcentaje de
resangrado ( adrenalina + polidocanol y adrenalina
+ etanol).
Un metaanálisis comparando tratamientos térmicos
con métodos de inyección no reporta
diferencias significativas respecto a porcentaje de
resangrado ni requerimientos de cirugía, apreciandose
un pequeño beneficio a favor de los métodos
de inyección con respecto a la supervivencia.
En la actualidad la mayoría de unidades de
endoscopia utiliza asiduamente algún método
de inyección para tratar la HDA, debido a lo
fácil de aplicar con mínimos requerimientos
técnicos y con una corta curva de aprendizaje,
así como por ser un procedimiento barato y
facilmente transportable.
Agentes trombogénicos
En los últimos tiempos, en la comunidad endoscópica
ha aparecido un creciente interés en la utilización
de la inyección de trombina como hemostásico.
Similar a la fibrina, la trombina no causa daño
tisular, se disuelve en solución salina fisiológica
y se puede utilizar a través de una aguja de
esclerosis convencional. Estudios con grupos control
demuestran un efecto beneficioso respecto al resangrado;
se han realizado estudios comparativos con trombina
sola o con adrenalina o etanolamina contra adrenalina
o polidocanol que no han permitido demostrar diferencias
en los resultados de los parametros evaluados.
Estudios de inyección con sellado por fibrina
(fibrin glue- Beriplast P) demuestran algunas ventajas
con respecto a la inyección de otras sustancias.
Un estudio multicentrico europeo comparando en 737
pacientes los efectos de la inyección de fibrina
en dosis única o en repetidas sesiones contra
la inyección única de polidocanol, en
los tres grupos la hemostasia inicial fue superior
al 97,5%, la incidencia general de resangrado fue
menor para los pacientes tratados con inyecciones
repetidas de fibrina (12,2%), seguida de los tratados
con inyección única de fibrina (17,2%)
y en los tratados con polidocanol fue del 21,3%. Los
autores sugieren que la endoscopia repetida precoz
con retratamiento profilactico hasta que la base de
la úlcera esté limpia, puede ser beneficioso.
Song ha realizado un estudio en el que compara los
efectos hemostásicos de la inyección
de fibrina con la inyección de adrenalina en
solución salina hipertónica, en 127
pacientes con úlcera peptica con vaso visible
o sangrado activo. Consigue una hemostasia permanente
en el 92 % del grupo tratado con fibrina y del 85%
en el tratado con adrenalina.
Gelatina
La gelatina ha sido utilizada por los radiologos intervencionistas
para embolizar vasos hepáticos sangrantes y
las varices esofágicas. Autores japoneses han
publicado el uso de esta sustancia en forma de solución
de polvo de gelatina aplicada en inyección
para tratar endoscópicamente lesiones sangrantes,
utilizando 3-5 ml de la solución obtenida al
mezclar 1 gr de polvo de gelatina en 20 ml de glucosa
al 5%. Mizuno utiliza esta técnica en 47 pacientes,
consiguiendo una hemostasia inicial del 85%.
Histoacryl
El pegamento tisular N-butyl-2-cianoacrilato, ha sido
utilizado también para su inyección
endoscópica intravaricosa en varices gástricas
y esofágicas sangrantes. Algunos autores sugieren
que el histoacryl se puede utilizar como tratamiento
último en caso de no conseguirse la hemostasia
por otros métodos endoscópicos, no obstante
la inyección de este pegamento en la vecindad
de una arteria grande puede embolizar y causar graves
complicaciones isquémicas, lo que limita de
modo drástico su aplicación clínica
de modo generalizado.
B. Métodos mecánicos
Hemoclip
La colocación endoscópica de clips hemostásicos
(hemoclips), está indicada en lesiones sangrantes
no fibróticas, dado que la aplicación
del clip en el fondo de una úlcera crónica
dura al tacto puede ser dificil, especialmente cuando
se debe colocar tangencialmente. Para facilitar estos
aspectos técnicos que hacían engorrosa
esta técnica, se han desarrollado cateteres
aplicadores rotatorios y desechables más fáciles
de utilizar.
Este procedimiento tiene algunas ventajas sobre otros
métodos hemostásicos debido a que raramente
produce perforación, estando especialmente
indicado para tratar úlceras agudas con vaso
sangrante y lesiones de Dieulafoy gástricas
o duodenales.
Ligadura con Bandas
La ligadura con bandas elásticas, se utilizó
para el tratamiento de las hemorroides, posteriormente
Stiegmann las aplica en el tratamiento de las varices
esofágicas. Otros autores han aplicado las
bandas en el tratamiento de lesiones de Dieulafoy,
malformaciones arteriovenosas, angiodisplasias, úlceras
gástricas, Mallory-Weiss y hemorragia postpolipectomía,
consiguiendose la hemostasia permanente en un 90%.
C. Métodos térmicos
Referente a los métodos térmicos, no
hay diferencias sustanciales en los resultados conseguidos
con las diferentes modalidades de procedimientos (prueba
o sonda de calor, electrocoagulación monopolar,
bipolar, multipolar, YAG láser). Existen ciertas
ventajas del YAG-láser comparado con la sonda
de calor, así como de la sonda de calor respecto
de la coagulación bipolar.
Se han desarrollado nuevos intrumentos que combinan
en un mismo dispositivo la coagulación multipolar
y una aguja de inyección.
Argon Plasma Coagulación
Representa uno de los métodos térmicos
sin necesidad de contacto que puede ser utilizado
en lesiones dispuestas tangencialmente, que además
permite tanto tratar lesiones sangrantes focales como
difusas. Todo ello hace que sea un elemento hemostásico
de gran utilidad y aplicación clínica.
Su eficacia en el tratamiento de ulceras pépticas
sangrantes es comparable a la sonda de calor y al
YAG láser. Numerosas publicaciones muestran
su eficacia en el tratamiento de lesiones vasculares
sangrantes, úlceras, sangrada tras: polipectomía,
ampulectomía, esfinterotomía, e incluso
en el tratamiento de lesiones malignas sangrantes.
Además es también útil en el
tratamiento de HDA por lesiones múltiples o
difusas como el estómago en sandía o
las telangiectasias múltiples en pacientes
con síndrome de Rendü-Osler.
D. Tratamientos mixtos o combinados
La inyección de adrenalina, ha sido utilizada
en combinación con otros procedimientos térmicos
o de inyección (polidocanol), en un intento
de reducir o parar el sangrado. Ello permite poder
visualizar mejor la lesión, apreciar la existencia
de estigmas en la misma y poder actuar con otro método
hemostásico en mejores condiciones.
La hemostasia inicial conseguida tras la inyección
de adrenalina diluida al 1/10.000 permite la visión
del vaso o punto sangrante facilitando la oclusión
del vaso utilizando un procedimiento térmico.
Además el cese del sangrado que se consigue
con la inyección de adrenalina previene la
dispersión de la energía térmica
en el tejido debido a la hinchazon tisular en relación
al edema que produce la solución, evitando
el daño transmural y por tanto la perforación
por necrosis de la pared.
En nuestra experiencia el tratamiento combinado con
adrenalina más polidocanol inyectados alrededor
del vaso sangrante de la úlcera, seguido de
la destrucción del vaso con electrohidrocoagulación,
consiguió un 92,8% de hemostasia primaria y
una recidiva hemorrágica de sólo el
10% en pacientes de alto riesgo que sangraban activamente.
Varios estudios muestran una significativa reducción
de la recidiva hemorrágica y de los requerimientos
transfusionales con los tratamientos combinados (adrenalina
+ YAG láser).
Miscelánea
Un estudio experimental de Hepworth comparando inyección,
métodos térmicos y metastásicos
sobre vasos mesentéricos caninos. Concluye
que sólo los métodos mecánicos
son eficaces en la hemostasia de los vasos mayores
de 2 mm de diámetro. Los métodos térmicos
y mecánicos son significativamente más
eficaces que los de inyección. Es importante
recordar que el calibre de los vasos que sangran en
una HDA en humanos, es de 3,45 mm. No obstante el
diseño del estudio y el tipo de vasos seleccionados
ubicados en la raíz del mesenterio provocan
un sesgo en el sentido que favorece los métodos
mecánicos. Dado que los procedimientos térmicos
y de inyección, precisan ser aplicados en la
mucosa para optimizar sus resultados con la acción
hemostásica secundaria de taponamiento de la
submucosa edematizada por la acción del calor
o de la hinchazón provocada por el líquido
depositado. Con el consiguiente taponamiento del vaso
sangrante.
Gralnek compara los costos directos de la atención
de los pacientes con hemorragia activa por úlcera
tratados con endoscopia o por métodos convencionales
médico-quirúrgicos, correlacionándolo
con los resultados para el paciente. En este estudio
prospectivo, randomizado y controlado incluye 31 pacientes
que son asignados aleatoriamente para recibir tratamiento
con sonda térmica, inyección con adrenalina
+ alcohol al 98% o el tratamiento médico-quirúrgico
convencional. Concluye el estudio que ambos métodos
endoscópicos utilizados tienen una eficacia
similar en las hemorragias activas y ambos reducen
también de modo significativo los costos directos
de la atención médica prestada con el
consiguiente ahorro de medios y esfuerzos.
Uno de los temas más controvertidos y fuente
de continuos estudios y debates, es la idoneidad de
tratar endoscópicamente las úlceras
con coagulo adherido. En un intento de definir la
historia natural de estos pacientes, Lin estudia 101
pacientes sometidos a seguimiento durante un año
tras el episodio hemorrágico. Durante este
período 25 pacientes sufrieron una recidiva
hemorrágica en el termino de un més.
Concluye el estudio proponiendo medidas endoscópicas
más agresivas sólo en pacientes con
coagulo adherido y factores de riesgo de resangrado.
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ACTITUD ENDOSCOPICA
DE URGENCIA EN LA HDB
• J. Llach, A. Mata, F. Feu, J.M. Bordas Endoscopia
Digestiva. Institut de Malaties Digestives. HCP.
Barcelona
La hemorragia digestiva baja (HDB) es aquella que
tiene su origen en el tubo digestivo distal al ángulo
de Treitz. Su frecuencia de aparición es
menor que la hemorragia digestiva alta, y aunque
en una proporción relativamente significativa
de casos se autolimita, constituye un reto diagnóstico
y terapéutico difícil. A pesar de
los numerosos avances tecnológicos, todavía
en la actualidad se acepta que no se diagnóstica
con exactitud la causa de la hemorragia en alrededor
del 10% de los casos. Contribuye a ello el hecho
de que en la mayoría de casos es intermitente
o, su débito suficientemente bajo para que
pueda establecerse un diagnóstico etiológico
preciso.
La mortalidad relacionada con la HDB se ha reducido
notablemente en los últimos años,
probablemente debido a una importante mejoría
de las técnicas diagnósticas que permiten
identificar a la lesión sangrante y aplicar
un tratamiento adecuado en un mayor número
de pacientes.
La etiología de la HDB puede ser muy diversa
(Tabla 1). Es importante remarcar que en más
del 80% de los casos el origen se halla a nivel
colo-rectal, siendo el resto lesiones localizadas
a nivel de intestino delgado.
DIAGNÓSTICO DE HDB
Actualmente disponemos de buenas exploraciones complementarias
que facilitan el diagnóstico de la lesión
sangrante. No obstante, será necesario establecer
una correcta sistemática en el proceso diagnóstico
de estos pacientes para obtener el rendimiento adecuado.
Anamnesis y exploración física
• Una buena anamnesis y exploración
física son imprescindible en la posible etiología
del sangrado. Un dato de gran importancia que
inicialmente debemos considerar, es la forma de
presentación de la hemorragia y la sintomatología
acompañante. La HDB suele manifestarse como
enterorragia o como rectorragia. No obstante, el
aspecto puede ser de melena en casos de hemorragia
procedente de tramos altos del intestino delgado
o en hemorragias de bajo débito procedentes
de colon derecho. Además, debemos tener en
cuenta que algunas hemorragias altas se manifiestan
como enterorragia, por lo que esta posibilidad deberíamos
tenerla siempre en cuenta durante el proceso diagnóstico
de una HDB (hasta un 10% de las hemorragias supuestamente
bajas tienen un origen proximal al ángulo
de Treitz). Por otra parte, la HDB acompañada
de dolor abdominal puede sugerir una etiología
isquémica o inflamatoria, mientras que los
divertículos y la angiodisplasia pueden causar
hemorragia indolora; la hemorragia acompañada
de diarrea sugiere enfermedad inflamatoria intestinal
o infección; el dolor anal puede acompañar
a la hemorragia producida por una fisura anal o
por hemorroides; y el estreñimiento puede
asociarse a proceso neoformativo o hemorroides.
• La edad del paciente puede ser orientativa.
En pacientes de edad avanzada las causas más
frecuentes de HDB son los divertículos y
la angiodisplasia, mientras que en pacientes jóvenes
predomina la patología anal y la enfermedad
inflamatoria intestinal.
• El tacto rectal debe formar parte de la
exploración física de todos estos
pacientes, pues nos permite investigar la presencia
de sangre y su aspecto, y descartar patología
ano-rectal.
• La colocación de una sonda nasogástrica
puede ser útil para descartar, al menos inicialmente,
un posible origen alto de la hemorragia.
Evaluación hemodinámica
La valoración del grado de hipervolemia:
leve (Tensión Arterial Sistólica (TAS)
> 100 mm Hg, frecuencia cardíaca <
100 ppm, discreta vasoconstricción periférica);
moderada (taquicardia > 100 ppm, TAS > 100
mm Hg) o grave (taquicardia > 100 ppm, TAS <
100 mm Hg con signos de hipoperfusión periférica
y anuria) nos permitirá estimar la gravedad
de la hemorragia y decidir las actuaciones iniciales
en cada enfermo.
Exploraciones complementaria útiles en la
HDB
• Gammagrafía con hematíes marcados:
es una técnica de elevada sensibilidad para
detectar hemorragias de bajo débito, incluso
si estas son intermitentes, pero su capacidad para
identificar claramente el lugar del sangrado es
algo más baja.
• Arteriografía: puede observarse extravasación
de contraste en hemorragias con débito mínimo
de 0,5 mL/minuto. Puede permitirnos realizar el
diagnóstico y al mismo tiempo aplicar un
tratamiento según la lesión diagnosticada
(embolización arterial). No obstante, hay
que considerar que es una técnica que no
está exenta de complicaciones.
• Tránsito Intestinal: puede ser útil
para diagnosticar procesos localizados en intestino
delgado que tengan suficiente expresividad en radiología
baritada: enfermedad de Crohn, divertículos,
divertículo de Meckel, tumores, etc.
• Gammagrafía con Tc: poco sensible
para detectar hemorragias de bajo débito
debido a su corta vida media. Suele utilizarse para
detectar la presencia de mucosa gástrica
ectópica (Divertículo de Meckel).
PAPEL DE LA ENDOSCOPIA EN LA HDB
• Anuscopia / rectoscopia: puede ser la primera
exploración necesaria en pacientes con rectorragia,
ya que nos permitirá descartar hemorroides
así como otros procesos localizados en el
recto (neoplasia, úlcera, etc.).
• Fibrocolonoscopia: es evidente que esta
exploración ha significado un cambio importante
desde hace ya muchos años. La eficacia diagnóstica
de la fibrocolonoscopia urgente es muy variable,
y oscila entre el 70% y el 90% en las principales
series publicadas, de forma que la mayoría
de grupos de trabajo acepta hoy en día que
la FCS constituye la exploración de elección
en los pacientes con HDB en situación de
urgencia (1-5). La precisión diagnóstica
de esta exploración depende de dos factores
fundamentales: la precocidad con que se realice
a partir del inicio del episodio de sangrado y la
limpieza adecuada del colon antes de la realización
de la endoscopia. Tras una preparación anterógrada
adecuada, la FCS nos permitirá visualizar
la mayor parte del colon y en caso necesario se
puede efectuar una ileoscopia con la consiguiente
detección de patología a nivel de
este segmento del intestino delgado. Incluso en
aquellos en los que con posterioridad al diagnóstico
endoscópico, no resulta eficaz o posible
la terapéutica endoscópica, el diagnóstico
aportado por la endoscopia puede facilitar en caso
necesario la intervención quirúrgica,
traduciéndose en un descenso de la morbi-mortalidad
operatoria y de la tasa de recurrencias del sangrado.
Desde el punto de vista terapéutico, las
lesiones en las que se ha descrito con mayor frecuencia
la aplicación de terapéutica endoscópica
son la angiodisplasia y los divertículos
(6-10). De forma mucho más ocasional, también
se ha aplicado hemostasia endoscópica en
pacientes con HDB de otras etiología como
en caso de pólipos sangrantes, tumores, lesiones
inflamatorias, etc. Los métodos hemostáticos
más utilizados en estos casos son: la inyección
de adrenalina, la electrocoagulación bipolar
y la termocoagulación a baja potencia, la
colocación de endoclips, el láser
de Nd.YAG y la coagulación por argon plasma
(10-14). Algunos autores desaconsejan la utilización
de electrocoagulación monopolar y la pinza
de calor por el mayor riesgo de perforación
(15).
De forma similar a lo que sucede en la hemorragia
digestiva por lesión péptica, en la
HDB de origen diverticular se ha descrito que la
presencia hemorragia activa durante la exploración
y/o la visualización de estigmas endocópicos
(vaso visible no sangrante y coágulo adherido),
son factores capaces de predecir una mayor gravedad
de la hemorragia y una mayor incidencia de recidiva
o persistencia de la hemorragia (10). Aunque la
mayoría de estudios publicados no son controlados
e incluyen un número escaso de enfermos,
los datos disponibles sugieren que la detección
precoz de estos estigmas endocópicos y la
consiguiente terapéutica podría ser
de utilidad para disminuir la necesidad de cirugía
así como la morbi-mortalidad de estos pacientes
(10,15).
• Enteroscopia: su aplicación puede
ser de utilidad para el diagnóstico de lesiones
digestivas sangrantes situadas a nivel de intestino
delgado, principalmente tumores, lesiones vasculares
y enfermedad inflamatoria intestinal. La principal
ventaja de este procedimiento radica en que en caso
de visualizar la lesión puede considerarse
la posibilidad terapéutica endoscópica.
Por el contrario, el principal inconveniente radica
en que es una técnica relativamente compleja
en su aplicación que en la mayoría
no permite visualizar todo el intestino delgado
y no se halla disponible en la mayoría de
centros hospitalarios. De hecho, en la actualidad
se están efectuando estudios dirigidos a
determinar el papel real de esta exploración
en el manejo de HDB.• Cápsula endoscópica:
es la última de la técnicas aplicadas
en el manejo diagnóstico de la HDB. Aunque
parece que puede desarrollar algún papel
en el estudio de pacientes con HDB no filiada mediante
la aplicación de otros procedimientos endoscópicos,
no existen estudios comparativos ni datos disponibles
hoy por hoy que permitan considerar a esta técnica
como superior a cualquier otra de la descritas con
anterioridad.
LA FCS EN EL PROCESO DIAGNÓSTICO DE LA HDB
Para establecer el proceso diagnóstico, puede
ser importante clasificar a estos pacientes en función
de dos parámetros: la forma de presentación
de la HDB (rectorragia o enterorragia) y la gravedad
de la hemorragia, según la repercusión
hemodinámica (tensión arterial y frecuencia
cardíaca).
1. - Rectorragia
a) Rectorragia grave: aquella que cursa con signos
de hipovolemia grave, descenso del hematocrito a
un valor < 30% sin que haya otra causa que lo
justifique. Estos paciente requieren ingreso hospitalario
y la FCS constituye la primera opción diagnóstica
que en algunos casos nos permitirá además
hemostasia endoscópica.
b) Rectorragia leve o moderada: cursa sin repercusión
hemodinámica ni en el hematocrito. En estos
casos si la HDB cursa sin diarrea puede valorarse
inicialmente la realización de una anuscopia
para identificar hemorroides o fisuras como posibles
etiologías. En cualquier caso, tanto si la
hemorragia se manifiesta asociada o no a diarrea,
deberá incluirse la realización de
un FCS para completar el estudio.
2. - Enterorragia
Es importante la colocación de una sonda
nasogátrica en todos los pacientes para descartar
un posible origen alto (que puede darse hasta en
el 10% de las hemorragias digestivas sugestivas
de tener un origen bajo).
Para la mayoría de grupos de trabajo, una
vez descartada definitivamente una causa alta del
sangrado, la exploración de elección
será la FCS que efectuada de forma precoz
y en buenas condiciones de limpieza colónica,
nos permitirá establecer el diagnóstico
en una proporción significativa de enfermos
y evaluar opción hemostática endoscópica.
En aquellos pacientes en los que la FCS es negativa,
la progresión en el proceso dianóstico
puede depender de la gravedad de la hemorragia,
siendo las principales opciones endoscóopicas
en estos casos la enteroscopia y la cápsula
intestinal. La arteriografía, la gammagrafía
con hematíes marcados o con tecnecio, constituyen
métodos alternativos a utilizar según
los restantes parámetros clínicos
disponibles. En función de la gravedad de
la hemorragia debería considerarse la cirugía
como método diagnóstico y terapéutico.
La laparotomía como método diagnóstico
estaría indicada en los enfermos con hemorragia
activa cuando no se alcanza el diagnóstico
por otros procedimientos. En estos casos, la exploración
quirúrgica tradicional suele tener una elevada
tasa de falsos negativos por lo que se ha considerado
que la endoscopia intraoperatoria puede ser de gran
utilidad para la localización de pequeñas
lesiones sangrantes y el tipo de intervención
a realizar.
Tabla 1.- Etiología de la hemorragia digestiva
baja
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New Era of Endoscopic
Therapy for Gastroesophageal Reflux Disease (GERD)
• David L. Carr-Locke, MD, FRCP
Director of Endoscopy Brigham and Women’s
Hospital. Boston, MA.
Associate Professor of Medicine Harvard Medical
School
President-Elect, ASGE
Presentación
Pulse AQUÍ
para visualizarla
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ACTITUD ENDOSCÓPICA
DE URGENCIA EN EL ABDOMEN AGUDO
• R. Martín-Vivaldi M. Servicio
de Digestivo. Hospital Universitario "Virgen
de las Nieves". Granada.
INTRODUCCIÓN
El abdomen agudo constituye un síndrome que
se caracteriza por dolor abdominal de mayor o menor
intensidad, asociado a otros síntomas y signos,
generalmente característicos o sugerentes
de peritonitis aguda. Existen muchas enfermedades
que afectan al abdomen e incluso a otros órganos
más distantes del cuerpo, y producen síntomas
clínicos dolorosos similares, especialmente
al comienzo de su presentación, con lo cual
en numerosas ocasiones es muy difícil llegar
al diagnóstico (1). Es de crucial importancia
la decisión de someter o no al paciente a
un tratamiento quirúrgico o a un tratamiento
conservador. Por tanto debe de realizarse un diagnóstico
lo más preciso posible y, en un periodo corto
de tiempo, de la etiología del proceso para
poder tomar una decisión terapéutica
apropiada, ya que de ello dependerá en gran
parte del pronóstico.
El cuadro de abdomen agudo puede ser espontaneo
o postraumático, siendo en éstos pacientes,
y especialmente en los politraumatizados, muy difícil
hacer un diagnóstico definitivo y decidir
si se precisa o no una laparotomía (2,3).
Esto es especialmente importante en pacientes inconscientes,
con traumatismo craneal, en los cuales el shock
puede ser el único signo de probable lesión
intrabdominal, asicomo en los pacientes con traumatismos
en las extremidades, en los cuales es difícil
establecer si el cuadro de shock es secundario a
los traumas periféricos o secundario a lesiones
intraabdominales (3).
ENDOSCOPIA EN EL DIAGNÓSTICO DEL ABDOMEN
AGUDO
En el abdomen agudo la endoscopia digestiva (alta
o baja) no juega ningún papel como técnica
diagnóstica, salvo en excepcionales situaciones,
pero cuando en un paciente con abdomen agudo, tanto
espontaneo como traumático, no se consigue
llegar a un diagnóstico mediante los métodos
habituales no invasivos disponibles (clínica,
laboratorio, radiología, técnicas
de diagnóstico por la imagen, etc.), contamos
con uno de los métodos endoscópicos
gastroenterológicos más antiguos,
como es la LAPAROSCOPIA, que tiene un extenso abanico
de indicaciones diagnósticas, si bien la
introducción progresiva de las técnicas
de imagen, como la ecografía, tomografía
computerizada (TC) y resonancia magnética
(RM) han conllevado una importante reducción
de su utilización. No obstante aún
sigue teniendo numerosas indicaciones (4) y es insustituible
en el manejo del abdomen agudo no filiado (2,3,5-9).
Por tanto la Laparoscopia debe de formar parte del
armamentario diagnóstico del gastroenterólogo,
debiendo ser realizada con carácter URGENTE
en un periodo de tiempo no superior a 12 horas en
el caso de pacientes con abdomen agudo no filiado.
Su aplicación consigue una alta rentabilidad
diagnóstica, con sensibilidad del 98% y especificidad
que oscila entre el 96-98%, asicomo un valor predictivo
positivo del 98% y un valor predictivo negativo
cercano al 100% (5,8-12), con mínima morbi-mortalidad
y siendo muy bien tolerada.
Su correcta utilización y aplicación,
en los casos adecuados, podrá mejorar el
pronóstico, disminuir la morbi-mortalidad,
tanto al no retrasar el diagnóstico de procesos
quirúrgicos urgentes como evitando laparotomías
exploradoras innecesarias, que conllevan mayor morbi-mortalidad
que la laparoscopia (10,13). Además se acorta
la estancia hospitalaria, en los casos que no se
precise cirugía, lo que redunda en una mejoría
del costo-efectividad (10,11). Una vez realizada
la técnica, en caso que el paciente precise
cirugía urgente, ayuda al cirujano a elegir
la zona de incisión, evitando vías
de entrada erróneas o ampliaciones innecesarias
de las heridas quirúrgicas (6).
Los beneficios de la técnica en éstos
pacientes son tales, que hay autores que consideran
que la laparoscopia de urgencia constituye uno de
los elementos que, junto a la anestesia, antibióticos,
nutrición parenteral y TC, han reducido el
número de complicaciones y fallecimientos
por enfermedad abdominal aguda en los últimos
150 años (14).
TÉCNICA DE LA LAPAROSCOPIA DE URGENCIA
La laparoscopia en el abdomen agudo de etiología
incierta puede realizarse en el gabinete de laparoscopia
habitual, aprovechando las características
técnicas de la mesa específica (movimientos
de lateralización de 45 a 60 grados y elevación
o descenso de la cabecera, con ángulo de
40 grados para deslizamiento de los órganos
abdominales), lo cual es de gran importancia para
poder inspeccionar toda la cavidad peritoneal. En
general se realiza la exploración con anestesia
local y sedo-analgesia o sedación consciente,
si se precisa. La puerta de entrada del laparoscopio
es la habitual, utilizando el mismo punto para la
aguja de neumoperitoneo y de inserción del
laparoscopio (8), pudiendo modificarla dependiendo
de la sintomatología y localización
del dolor o bien por la existencia de cirugía
abdominal previa, si bien se deben de respetar las
áreas avasculares de la pared abdominal.
El neumoperitoneo debe de realizarse con protóxido
de nitrógeno (N2O2), mediante un sistema
de insuflación "ad hoc", que también
permite medición continua de la presión
intrabdominal, flujo y volumen insuflado, que es
poco o nada irritante del peritoneo. En su defecto
puede utilizarse aire filtrado mediante una pera
de insuflación adecuada. No debe utilizarse
CO2 por ser muy irritante y doloroso y además
produce hipercapnia, salvo que la exploración
se realice con anestesia general y con el paciente
intubado. No obstante las molestias postexploración
son mayores que con los otros gases.
Nosotros utilizamos generalmente un laparoscopio
operatorio tipo Jacobs-Palmer, que permite introducir
a su través pinzas, palpadores o agujas de
biopsia, si fuera preciso, con lo que a veces no
se necesita utilizar una segunda vía para
ayudarnos a una mejor exploración abdominal.
No obstante en muchas ocasiones es preciso y recomendable
su introducción, lo que permite una mejor
exploración de todos los órganos al
movilizarlos con palpadores o ayudándonos
a separar las vísceras e incluso a realizar
lavados con suero, y a su aspiración posterior,
o de los exudados, sangre, etc. que pudíeran
existir, lo cual hemos realizado en muchas ocasiones
con muy buenos resultados (8).
En ocasiones puede ser preciso realizar la exploración
bajo anestesia general por la situación clínica
del paciente. Esto puede ser llevado a cabo tanto
en el gabinete de laparoscopia, como en quirófano
si fuera preciso.
A veces, por el estado del paciente se puede realizar
en la misma cama de un paciente hospitalizado en
Cuidados Intensivos, siendo en dichos casos de vital
importancia la decisión terapéutica
tomada tras la exploración en pacientes en
situación crítica (5,6,8,16,17). En
un caso de abdomen agudo espontaneo y en tres pacientes
politraumatizados realizamos la laparoscopia en
la Unidad de Cuidados Intensivos (8).
La exploración es en general muy bien tolerada
con solo anestesia local. Nosotros solo asociamos
premedicación en el 37% de los pacientes
y anestesia general solo en el 1% (8).
INDICACIONES Y CONTRANDICACIONES DE LA LAPAROSCOPIA
DE URGENCIA
Aunque clásicamente el abdomen agudo era
considerado una contraindicación absoluta
para realizar una laparoscopia, Lamy y Searles en
1956 (15) diagnosticaron dos casos de rotura esplénica
mediante dicha técnica y, posteriormente
Llanio en Cuba, desarrolló el método,
demostrando su gran utilidad en el manejo del abdomen
agudo (16,17) tanto espontaneo como traumático.
Las contraindicaciones son las mismas que para la
laparoscopia convencional y pueden ser divididas
en absolutas y relativas. Entre las primeras se
encontraría la distensión abdominal
difusa por un ileo con marcado timpanismo, el infarto
de miocardio en fase aguda y la imposibilidad de
poder realizar un neumoperitoneo adecuado y, entre
las segundas, la insuficiencia respiratoria grave,
los estados de shock , los transtornos graves del
balance hidroelectrolítico, que deben de
corregirse previamente,con lo que se transformaría
en relativas, y las cicatrices abdominales múltiples
por cirugía previa (6,18). No obstante en
la situación de un abdomen agudo no aclarado
se plantea el dilema de sí es más
arriesgado para la vida del paciente practicarle
una laparoscopia o una laparotomía exploradora
(6). También debe de considerarse una contraindicación
el abdomen agudo en el que esté claro que
se trata de un proceso quirúrgico, salvo
que se realice con vistas a orientar al cirujano
sobre la vía de abordaje quirúrgico
o si se considera que mediante dicha técnica
puede realizarse la terapéutica adecuada
del proceso y en éste caso realizada por
cirugía y con anestesia general (9-14).
Por tanto consideramos indicada la realización
de una laparoscopia de urgencia en todo abdomen
agudo, en el que por los métodos habituales
no invasivos, no se llegue a un diagnóstico
de certeza en un tiempo no superior a 8-12 horas
y no existan contraindicaciones absolutas para su
realización (8,16).
Además existe un grupo específico
de pacientes, como son los afectos de inmunodeficiencia,
en los que el dolor abdominal constituye un reto
diagnóstico, ya que su presentación
clínica es, sobre todo inicialmente, imprecisa
dificultando en gran medida el reconocimiento de
sí es o no necesaria la realización
de una laparotomía. Incluso cuando existe
una peritonitis la función intestinal permanece
conservada y los signos de irritación peritoneal
son mínimos y frecuentemente están
ausentes. El reconocimiento precoz de la existencia
de peritonitis disminuye significativamente la morbi-mortalidad,
especialmente en este tipo de enfermos, por lo que
ante la mínima sospecha se debe de realizar
en ellos una laparoscopia de urgencia, que ha demostrado
ser un eficaz método diagnóstico en
dicha población (19). Por otra parte la cirugía
produce una significativa supresión inmune
sistémica postoperatoria muy superior a la
laparoscopia (20), con lo que aquellos pacientes
que no precisen ser operados se conseguirá
no deteriorar más su estado inmunitario.
Asimismo también parece demostrado que la
compleja inmunidad intraperitoneal, en parte independiente
de la inmunidad sistémica, sufre una sufre
una importante supresión de la inmunidad
celular cuando el peritoneo es expuesto al CO2 utilizado
para el neumoperitoneo utilizado en la laparoscopia
quirúrgica bajo anestesia general (20), lo
que puede empeorar aún más la situación
de estos pacientes. Por tanto creemos se debe de
realizar la laparoscopia urgente con anestesia local
y sedación consciente si se precisa,siendo
muy bien tolerada (8), utilizando N2O2 o aire para
el neumoperitoneo, con lo cual se disminuyen también
los riesgos inherentes a la anestesia general.
VALOR DIAGNÓSTICO DE LA LAPAROSCOPIA DE URGENCIA
Los pacientes con abdomen agudo pueden presentar
una enfermedad abdominal aguda cuyo tratamiento
séa médico o bien tratarse de afecciones
sistémicas que simulan un abdomen agudo y
cuyo tratamiento también es médico,
evitándose en ambas situaciones la realización
de laparotomías innecesaria (5,6,8-13,16).
Igualmente los traumatismos abdominales pueden comportar
patología que bien precise tratamiento quirúrgico
o médico, representando un gran beneficio
para el paciente el decidir si realizar o no una
laparotomía, sobre todos en pacientes politraumatizados,
con o sin traumatismo craneo-encefálico,
en los que aún es más difícil
poder realizar un diagnóstico exacto, a pesar
de las paracentesis diagnósticas o los lavados
peritoneales con suero estéril, ya que existen
tanto falsos-positivos como negativos y situaciones
muy dudosas en lo obtenido mediante la punción
o lavado y que la laparoscopia puede aclarar, evitando
en numerosas ocasiones innecesarias intervenciones
quirúrgicas (6,8,18).
Cada vez con más frecuencia los equipos quirúrgicos
están incorporando la laparoscopia en el
manejo del abdomen agudo, ya que en muchos casos
no se llega a un diagnóstico correcto a pesar
de la utilización de las técnicas
radiológicas de diagnóstico y en otras
ocasiones pueden resolver el cuadro por via laparoscópica
(20). Además los pacientes con procesos inflamatorios
intrabdominales, manejados de forma conservadora
hasta que el diagnóstico es aclarado o que
se dejan evolucionar hasta demostrar la necesidad
de cirugía urgente, presentan un aumento
de la morbi-mortalidad (21), siendo la laparoscopia
una técnica de gran valor para mejorar la
seguridad diagnóstica y ofrece la posibilidad
de una moderna modalidad de tratamiento (22). Numerosos
estudios han sido realizados recientemente para
comprobar la factibilidad y eficacia de la laparoscopia
diagnóstica en el abdomen agudo, tanto espontaneo
como traumático (23-29), en los que no se
consigue un diagnóstico, con los métodos
habituales,en un tiempo prudente. En todos los casos
se ha demostrado que se evitan laparotomías
innecesarias del 13 al 38% de los casos, modificándose
el diagnóstico entre el 48-75%, teniendo
una sensibilidad, especificidad y seguridad diagnóstica
del 99%, 83% y 89% respectivamente. Asimismo se
acortó la estancia hospitalaria de manera
estadisticamente significativa . En uno de los estudios
que incluía un grupo control, tratado de
forma conservadora, mediante observación
hasta aclarar el diagnóstico, éste
se retrasó en 16%, doblándose la tasa
de morbilidad, incrementándose la mortalidad
en un 50% y prolongando la estancia hospitalaria
de 6 a 9 días, lo que resultó estadisticamente
significativo( 27). Otro estudio prospectivo, realizado
en pacientes sépticos ingresados en Cuidados
Intensivos para aclarar el origen de la sepsis,
comunica la factibilidad y seguridad diagnóstica
en éstos pacientes (26). Los 17 pacientes
estaban inestables y requerían soporte respiratorio
y hemodinámico y en 16 pudo realizarse sin
problemas, no siendo posible en uno por la distensión
y alta presión intrabadominal. El diagnóstico
laparoscópico se confirmó en 14 casos,
en seis mediante laparotomía, postmorten
en tres y por el seguimiento tras la recuperación
en 5, representando una seguridad diagnística
total del 100%, mientras la seguridad diagnóstica
de la TC fue del 33%. Es de destacar que no se produjo
ninguna complicación debida a la laparoscopia
en éste grupo de pacientes tan críticos.
Nosotros analizamos en el 1995 nuestra experiencia
en laparoscopia de urgencia, habiendo realizado
sobre 7.988 laparoscopia totales en esa fecha 393
con carácter urgente (8), lo que representa
un 4.9%, ya que solo se realizaron en pacientes
con abdomen agudo en los que existían verdaderas
dudas de si se trataba de un proceso quirúrgico
o médico tras utilizar los métodos
habituales de diagnóstico (clínica,
analítica, radiografías, eco, TC,
etc.). De ellas 325 correspondían a abdomen
agudo espontaneo y solo 68 a en traumatizados. La
sensibilidad fue del 98%, con una especificidad
del 90%, con un valor predictivo positivo superior
al 98% y un valor predictivo negativo del 100%,
evitando la laparotomia de forma global, en el 41%,
cifras similares a otros estudios (5,27). Tuvimos
dos complicaciones graves (0.5%), un edema agudo
de pulmón en relación con una miocardiopatía
de base tras el neumoperitoneo y una parada respiratoria
en un paciente senil afecto de insuficiencia respiratoria
grave, que se recuperaron sin problemas tras maniobras
adecuadas. Estas incidencias no impidieron el realizar
el diagnóstico correcto. Se produjeron dos
fallecimiento en relación con la técnica,
pero eran dos pacientes de edad muy avanzada, en
situación terminal, rechazados por anestesia
y cirugía, en la que se realizó la
exploración por presiones familiares, que
aceptaron los riesgos. No tenían signos claros
de peritonismo, resultando que uno tenía
una trombosis mesentérica masiva y el otro
una peritonitis difusa fecaloidea por diverticulitis
sigmoidea perforada.
Por tanto, como se deduce de los diversos trabajos,
la laparoscopia de urgencia es una técnica
factible, sencilla, con alta tasa de rendimiento
diagnóstico y con una morbi-mortalidad muy
baja pese al mal estado de muchos de los pacientes,
en los que probablemente sería más
arriesgado la realización de una laparotomía.
CONCLUSIONES
En todo paciente afecto de un cuadro de abdomen
agudo, tanto espontaneo como traumático,
en los que no quede establecido el diagnóstico,
en un tiempo no superior a 8-12 horas, mediante
los métodos no invasivos disponibles, creemos
que la actitud endoscópica del médico
especialista en aparato digestivo debe de ser la
realización de una Laparoscopia de Urgencia.
Asimismo en los pacientes politraumatizados, sobre
todo con trauma craneo-encefálico e insconcientes,
en los que no quede claro si tienen o no un compromiso
intrabadominal o bien no pueda establecerse por
otros métodos si el cuadro de shock es debido
a los traumas periféricos, tambien consideramos
que la actitud endoscópica adecuada del gastroenterólogo
debe de ser la realización de una laparoscopia
urgente. Por otra parte tambien debe de ser sometidos
a laparoscopia urgente los pacientes inmunodeprimidos
con dolor abdominal no filiado.
Con dicha actitud, ha quedado demostrado, que mejora
el pronóstico de éstos pacientes,
disminuyendo la morbi-mortalidad y se acorta además
la estancia hospitalaria, con disminución
de los costos totales.
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Actitud
endoscópica de urgencia en la obstrucción
aguda del tracto gastrointestinal
• M. Muñoz-Navas. Director
del Servicio de Digestivo Clínica Universitaria
de Navarra.
Facultad de Medicina. Universidad de Navarra. Pamplona.
Introducción
La obstrucción aguda del colon es una situación
grave, causada por diversas enfermedades tanto malignas
como benignas (1). La mayoría de estas obstrucciones
agudas, hasta un 85 %, son secundarias a carcinomas
(2). Otras enfermedades que pueden dar lugar a obstrucción
del colon son, diverticulosis, enfermedad inflamatoria
intestinal, compresión extrínseca, colitis
actínica, estenosis postquirúrgicas
(3), colitis isquémica (4), vólvulos
(5) y la pseudoobstrucción colónica
aguda (6).
Las neoplasias de colon que causan obstrucción
tienden a estar en un estadio más avanzado
y a presentarse en sujetos de mayor edad que las que
no dan lugar a cuadro obstructivo (2), además
estos pacientes suelen estar deshidratados, con alteraciones
electrolíticas, con enfermedades concomitantes
y con una pared del colon friable en la zona obstruida,
por lo que son malos candidatos para la cirugía
(5).
La importancia clínica de la pseudoobstrucción
colónica aguda es debida que hasta un 15 %
de los pacientes sufren una perforación (7)
y entre el 25 y el 46 % de ellos pueden fallecer (6).
El tratamiento endoscópico para resolver obstrucciones
agudas del tracto gastrointestinal esta limitado a
lesiones, frecuentemente neoplásicas, que estenosan
colon o recto.
Aunque la cirugía es el tratamiento de elección
para la mayoría de los tumores de colon y recto,
hay una serie de circunstancias clínicas en
que la utilización de medidas paliativas puede
ser más apropiada, como son: tumores irresecables,
enfermedad concurrente que no permite la realización
de cirugía, corta expectativa de vida por enfermedad
maligna diseminada o negativa del paciente a la cirugía
(8).
Cuando la neoplasia afecta al colon derecho la resección
quirúrgica suele ser la mejor solución.
Cuando la lesión esta localizada en el colon
izquierdo o en recto el tratamiento quirúrgico
habitualmente se hace en dos o tres tiempos, requiriendo
en casi un 75 % de los casos una colostomía
temporal (9), en estas situaciones el tratamiento
endoscópico puede ser una muy buena opción
para corregir temporal o definitivamente (en el caso
de que el tumor no sea resecable) la obstrucción
(8).
Posibilidades endoscópicas
Existen diversas posibilidades para tratar endoscopicamente
las estenosis colónicas: dilatación
con bujías (10), o balones (11), con electrocoagulación
monopolar (12), bipolar (13) o con láser (14),
con terapia fotodinámica (15), crioterapía
(3), inyección de agentes necrotizantes (16),
colocación de sondas de descompresión
(5, 17) y prótesis metálicas. En la
actualidad en pacientes que presentan obstrucciones
agudas de recto o colon prácticamente solo
se usan, ocasionalmente las sondas de descompresión
y mucho más frecuentemente las prótesis
metálicas.
Sondas de descompresión
Es el método más sencillo y barato para
descomprimir un colon obstruido, sobre todo cuando
se planifica a corto plazo una intervención
quirúrgica.
Se facilita la técnica si se hace con control
radiológico y endoscópico. El uso de
la radiología facilita la correcta colocación
de un alambre guía hidrofílico o un
alambre guía rígido, el paso de un dilatador
y la posterior colocación de la sonda de descompresión,
evitando la formación de bucles, que pueden
dificultar su introducción. Algunas de las
sondas tienen un catéter guía introductor
para facilitar su colocación (17).
El paso de la zona estenótica puede facilitarse
mucho utilizando un endoscopio de calibre ultrafino
(18), que muy frecuentemente nos va a permitir el
pasar por encima de la obstrucción, el introducir
muy fácilmente el alambre guía y luego
al retirar, el visualizar la naturaleza y la extensión
de la lesión causante de la estenosis. En el
caso de que con el endoscopio no podamos pasar a través
de la lesión, si que podremos ver el extremo
inferior de la misma y será relativamente fácil
el pasar el alambre guía a su través.
Si la lesión es larga y anfractuosa puede ser
útil dilatarla con un balón hidrostático
introducido a través del canal de trabajo del
endoscopio, o bien sin control endoscópico
pasándolo a través de un alambre guía.
La dilatación suele ser suficiente que se realice
con balones de 10-12 mm (19).
Los tubos de descompresión disponibles en el
mercado tienen un diámetro exterior de 14-16
y hasta 23 o 24 french (5, 17) y se colocan pasándolos
sobre el alambre guía algo por encima de la
zona estenótica. La permeabilidad debe mantenerse
con irrigación periódica con agua o
suero salino cada 4-6 horas (19).
Aunque es más fácil su utilización
en las estenosis rectales o de colon izquierdo, también
se puede utilizar en lesiones de colon transverso
o derecho (5) y tanto en lesiones orgánicas
como neoplasias o funcionales como la pseudoobstrucción
colónica.
En la pseudoobstrucción aguda colónica
esta indicada realizar la descompresión del
colon cuando el ciego tiene un diámetro de
12 cm o mayor (20).
Clínicamente se consigue la descompresión
del colon entre un 74 y el 100 de los casos (5, 17,
20), sin que existan habitualmente complicaciones,
menos de un 2 % (5, 17, 20).
Prótesis metálicas autoexpandibles
La colocación de prótesis metálicas
autoexpandibles son actualmente el método más
utilizado para la descompresión de las estenosis
del colon, tanto como una solución temporal
previa a la cirugía (21), como paliativamente
cuando el tratamiento quirúrgico no esté
indicado (22).
Hasta hace poco tiempo no existían prótesis
metálicas específicamente diseñadas
para colocar en el intestino grueso y lo habitual
era colocar prótesis del tracto digestivo superior,
fundamentalmente esofágicas, actualmente ya
se han comercializado prótesis intestinales,
algunas de las cuales se pueden colocar con bastante
facilidad a través del canal de trabajo de
endoscopios terapéuticos.
Inicialmente solo se utilizaban para descomprimir
lesiones situadas en recto o sigma, pero posteriormente
se han utilizado también en estenosis de colon
transverso o derecho (23, 24).
La técnica es similar a la descrita para colocar
los catéteres de descompresión utilizando
un endoscopio de calibre muy fino para intentar conseguir
atravesar la estenosis (18), pasar un alambre guía
y sobre el mismo pasar el introductor de la prótesis.
Con las nuevas prótesis no se recomienda el
realizar dilatación de la estenosis, antes
de soltar la prótesis metálica autoexpandible.
Dependiendo del tipo de prótesis que se utilice,
se seguirán las normas que indique la casa
comercial correspondiente para su liberación.
Aunque no es siempre imprescindible conviene disponer
de control radiológico para poder realizar
con más seguridad la correcta liberación
de la prótesis.
En cuanto los resultados nos vamos a referir fundamentalmente
a un metaanálisis todavía no publicado,
realizado por encargo de Boston Scientific Corporation
en el que se han analizado 575 intentos de colocación
de prótesis publicados en la literatura (25).
Se consigue éxito técnico en la liberación
de la prótesis y en la mejoría clínica
del paciente en un 88 % de los casos.
Complicaciones no severas en relación con la
realización del procedimiento aparecen en un
18 % de los casos y corresponden a migración
8,5 %, fiebre 0,5 % hemorragia 4 % y dolor abdominal
que cede con analgésicos por vía oral
en el 5 %.
Complicaciones severas aparecen en el 5 %, con perforación
intestinal en el 4 % y hemorragia y dolor abdominal
en el 0,5 %. Se ha descrito una mortalidad del 0,3
%. La mayoría de los casos descritos de perforación
parecen estar en relación con la realización
previa de dilataciones antes de la colocación
de la prótesis.
La obstrucción de la prótesis aparece
sobre todo cuando se colocan en pacientes paliativos,
siendo el índice de obstrucción de un
17 %, debido a crecimiento interno o externo del tumor
y a impactación fecal. Otra causa de reobstrucción
de la estenosis puede ser debido a migración
de la prótesis
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(datos no publicados).
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Utilization
of a national endoscopic database to study outcomes
in endoscopy
• David A. Lieberman MD Oregon
Health and Sciences University. Portland VA Medical
Center P3-GI. Portland, OR
Abstract
The U.S. National Endoscopic Data repository (CORI)
was established to study outcomes of endoscopy in
diverse clinical practice settings. A unique feature
of this project is the active participation of GI
physicians in private clinical practice. Physicians
generate endoscopic reports using a standardized computer
reporter. Data from the report is transmitted electronically
to a central data repository in Portland, Oregon.
The physicians have access to data from their own
practice, and can utilize the resources of the data
repository to compare their own practice with others.
Results
The repository now receives more than 150,000 endoscopic
reports each year from 80 practice sites throughout
the United States. Current research studies include:
• Evaluation of colonoscopy surveillance after
adenoma
• Natural history of Barrett’s esophagus
• Quality of life after endoscopy for gastroesophageal
reflux disease
• Monitoring complications of colonoscopy
• Evaluation of interobserver variability in
interpretation of endoscopic findings
• Endoscopic management of patients with ulcers
and non-bleeding visible vessels
• Endoscopic Therapies for acute UGI bleeding
• Endoscopy in the evaluation of dyspepsia and
GERD
• Utilization of endoscopy in pediatric populations
• Survey of Colonoscopy Indications and Results:
Trends over time
• Cardiopulmonary complications of endoscopy
• Endoscopic findings in patients with iron
deficiency
• Flexible sigmoidoscopy: effect of age on completion
and findings
• Utilization of Endoscopic Ultrasound |
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